La pólvora, desde donde se
vea, tiene todo el aspecto de un juego. La realidad es otra, no lo es. Por eso hay
quemados (en su mayoría niños).
Es una costumbre peligrosa
que se insertó en la cultura colombiana como algo normal que se hace a final de
año. Tan usual y en apariencia cándido que nadie piensa, hasta que le pasa, que
el quemado podría ser uno mismo. O su hijo.
Hoy la historia se repite en
el Tolima, llevamos unos pocos días de las celebraciones navideñas y la cifra de quemados ya nos deja a nueve personas quemadas, seis de
ellas menores de edad. Dos casos más que los registrados en 2017.
La Secretaría de Salud continúa
reiterando a todos los municipios y entidades territoriales aumentar la vigilancia y cuidado con los
menores de edad.
La Secretaria recordó el especial cuidado sobre los menores de edad
y la responsabilidad de los padres a su cargo, pues de los nueve casos que se
registran seis involucran menores de edad. Los tres últimos casos habrían
ocurrido en Ibagué y Líbano en el norte del departamento.
Los principales causantes de
las quemaduras en los casos registrados son por quema de culebras, totes, volcanes, mechas, voladores y truenos