En el operativo fueron incautados insumos sólidos y líquidos, entre ellos alcohol, esencias y productos terminados whisky, aguardiente, ron y vino, entre otras bebidas. La red al parecer operaba en Tolima, Soacha y Bogotá.
Las investigaciones de la Fiscalía general de la Nación
pusieron al descubierto a una organización delincuencial que estaría dedicada a
la falsificación de licores a gran escala desde el municipio de Mariquita;
con ello se evito que varias
toneladas de estas sustancias toxicas y peligrosas para la salud y la vida de
los colombianos sean comercializadas durante la celebraciones de diciembre.
En una acción coordinada Investigadores del CTI, con apoyo
del Ejército Nacional, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y
Alimentos (INVIMA), y de peritos especializados de las licoreras de
Cundinamarca y Antioquia, y de reconocidas marcas internacionales, realizaron
21 diligencias de registro y allanamiento en Bogotá, Soacha (Cundinamarca) y
Mariquita (Tolima).
En los operativos se incautaron más de 20 toneladas de
insumos sólidos, como botellas, sellos de seguridad y etiquetas; así como
sustancias líquidas, entre estas alcohol, esencias, colorantes y producto
terminado que tenía la apariencia de whisky, vodka, aguardiente, ron, vino y
cerveza.
Al mismo tiempo se dio la incautación de cerca de
$40’000.000 en efectivo, un vehículo y una máquina utilizada para fabricar los
stickers, láminas, adhesivos y estampillas de las distintas compañías
fabricantes.
10 personas, presuntos integrantes de la red responsable de esta
actividad ilícita fueron capturados. Posteriormente, uno de los señalados articuladores
se entregó al conocer el requerimiento en su contra. Fiscales del Eje Temático
de Protección a la Propiedad Intelectual de la Dirección Especializada contra
las Violaciones a los Derechos Humanos imputaron a los detenidos los delitos
de: corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico;
usurpación de derechos de propiedad industrial; y concierto para delinquir. Los
cargos fueron aceptados por todos los procesados.
Los principales articuladores serían Uriel Hernández Torres
y Siervo Elí Castillo Sanabria, los supuestos proveedores del alcohol y otros
insumos para la falsificación de las bebidas, quienes además figuran como
dueños de empresas de artículos de aseo, las cuales habrían sido utilizadas
para obtener y desviar los precursores destinados para la elaboración de las
adulteraciones.
La organización delincuencial al parecer tenía todo un
entramado comercial en varios establecimientos del sur de Bogotá, en los que,
supuestamente, se fabricaba, envasaba y ofrecía el producto; y otros trabajaban
en los San Andresito del centro y del sector Las Ferias, en el occidente de la
ciudad, donde también se comercializaban los productos ilegales.
En el curso de la indagación se constató que este licor se
comercializaba en bares de la zona de tolerancia y en el sector de
entretenimiento nocturno de la Avenida Primero de Mayo, en Bogotá. En algunas
oportunidades era enviado, por encargo, a otras ciudades. Incluso, se ubicó un
aparente centro de producción ilícita en Mariquita (Tolima). Desde este punto,
al parecer, se distribuía aguardiente, ron y whisky a municipios del norte del departamento y de otros cercanos
al departamento del Tolima.